Diciembre es un mes vaivén. Un péndulo gigante nos hamaca de lado a lado en esta época.
El blanco y el negro. Lo bueno y lo malo. Lo hecho y lo inacabado. Aparecen como extremos y se contraponen.
Casi como los platillos de una balanza subimos, bajamos y al fin encontramos enclave perfecto en alguno de los polos. La búsqueda del equilibrio siempre, pero nunca el equilibrio justo. Como las balanzas, los balances no acostumbran a nivelar y tampoco conocen de matices.
Al hacer un balance y en estas fechas solemos hacer alguno, repasamos cuentas, trazamos números angustiosos que nos hunden la mayoría de las veces exactamente debajo en la balanza.
El amor que no fue, el trabajo que no conseguimos, el reconocimiento que no llegó, la pérdida de alguien cercano. La lista continúa y puede ser todavía peor si caemos en la idea de hacer un arqueo de caja, un cierre antes de terminar el año.
Detesto los balances porque hacen aflorar las derrotas, y porque a esas derrotas les damos más importancia que a cualquiera de las conquistas obtenidas.
Por eso al balance prefiero el deseo. Que está claro, puede no cumplirse y como dicen los analistas es lo que no termina de satisfacerse.
Pero por suerte es lo que mueve, empuja y alimenta la búsqueda de aquello que nos complete.
Encontrar lo que se ha buscado por largo tiempo produce una sensación casi de orgasmo. Hurguetear sobre el camino como en un viejo lugar de usados y encontrar lo que no buscábamos nos sorprende todavía más por no imaginar su existencia.
Por un 2008 - y toda una vida- en que no abandonemos las búsquedas, el deseo, las sorpresas y dejemos al costado por fin los malditos balances.
El blanco y el negro. Lo bueno y lo malo. Lo hecho y lo inacabado. Aparecen como extremos y se contraponen.
Casi como los platillos de una balanza subimos, bajamos y al fin encontramos enclave perfecto en alguno de los polos. La búsqueda del equilibrio siempre, pero nunca el equilibrio justo. Como las balanzas, los balances no acostumbran a nivelar y tampoco conocen de matices.
Al hacer un balance y en estas fechas solemos hacer alguno, repasamos cuentas, trazamos números angustiosos que nos hunden la mayoría de las veces exactamente debajo en la balanza.
El amor que no fue, el trabajo que no conseguimos, el reconocimiento que no llegó, la pérdida de alguien cercano. La lista continúa y puede ser todavía peor si caemos en la idea de hacer un arqueo de caja, un cierre antes de terminar el año.
Detesto los balances porque hacen aflorar las derrotas, y porque a esas derrotas les damos más importancia que a cualquiera de las conquistas obtenidas.
Por eso al balance prefiero el deseo. Que está claro, puede no cumplirse y como dicen los analistas es lo que no termina de satisfacerse.
Pero por suerte es lo que mueve, empuja y alimenta la búsqueda de aquello que nos complete.
Encontrar lo que se ha buscado por largo tiempo produce una sensación casi de orgasmo. Hurguetear sobre el camino como en un viejo lugar de usados y encontrar lo que no buscábamos nos sorprende todavía más por no imaginar su existencia.
Por un 2008 - y toda una vida- en que no abandonemos las búsquedas, el deseo, las sorpresas y dejemos al costado por fin los malditos balances.
¡Felíz año para todos!
que lindo tu blog,
ResponderEliminarpartiendo por el título.
que más vida que un soplo.
te deseo un lindo 2008.
saludos
QUE SE CUMPLAAAAAA.....ABRAZO...
ResponderEliminarPor la busqueda de muchos deseos. Al final la busqueda nos mantiene vivos.
ResponderEliminarA la mierda con los balance. El pasado "fue" y no sirve ya para nada.
Querida Bombon muchos deseos para el 2008 de Mary
se nota que fue la justa ganadora en su rubro del premio "m". siga así, tal vez se lo lleve también en el 2008.
ResponderEliminardigamos: "amén", entonces.
ResponderEliminarQue así sea, Bombon... que así sea.
ResponderEliminarBesos culinarios.
¿le dije que cuando entre al blog lo primero que pensé fue "Circe - Julio Cortazar"
ResponderEliminarSe lo digo
No me lo dijo Brasil. Pero digamos que ha develado el acertijo. Mientras muchos pensaron que mi identidad tenía más que ver con el tema tropical de Los Palmeras, del cual no reniego en absoluto, me vi en la obligación de tomar un fragmento de Cirse para cristalizar el porqué de mi nombre.
ResponderEliminarcoincido en casi todo salvo en el mérito que le otorgamos a las derrotas...
ResponderEliminarel resto impecable. Colección de palabritas alucinantes.