lunes, 14 de enero de 2008

Ir a la peluquería

Ir a la peluquería es algo que ya no sufro. Antes me daba terror el solo hecho de pensar que debía estar como mínimo 50 minutos frente al espejo viendo todas las imperfecciones de mi cara, tan apremiantes como cuando subo a un ascensor y el espejo lo es todo. No soportaba ni el turbante de toalla en la cabeza ni la túnica de plástico que hace mis hombros más caídos que de costumbre y me fastidiaba con fuerza el cotorreo de otras mujeres comentando lo más jugoso de las revistas Gente o Caras de esa semana. Por eso iba a peluquerías de paso, de esas que tienen una decena de box donde la mujer cuchichea con su peluquero de cabecera. Pero yo no tenía preferencias, cuando iba me cortaba con cualquiera y trataba de no mediar muchas palabras. No me gustaba hablar con el que me metía manos y tijeras en la cabellera. Ese tiempo de charlar de lo que uno hace, si trabajaba o estudiaba, si fumaba o, si tenía novio, hacía gimnasia o dietas se me hacía eterno.
Por eso, durante largos años opté por esquivar la peluquería y caer aunque sea en las manos de una amiga para cambiar de color o recortar las puntas y por años elegí que el lacio aburrido creciera a más no poder para evitar la visita al estilista.
Pero llegó un momento donde quise cambiar y ninguna amiga se animó a poner manos a la obra, sólo una atinó a recomendarme a su chico manos de tijera.
Y digamos que llegar a ese lugar fue lo que cambió mi idea de la peluquería y el tedioso trámite de ir a cortarme el pelo se me volvió más o menos divertido.
En esa peluquería no faltaban las revistas de moda y de farándula pero lo más notable es que había un stand con los libros de Maitena y con el tiempo se pudo leer la revista La mujer de mi vida. No se escuchaba la música bailable de las FM sino temas de Los Redonditos de Ricota y otras bandas nacionales, lo que también me atrapó bastante a primera vista.
El peluquero no me ofreció productos para darle brillo al pelo, ni hacerme las manos a un costado del local ni siquiera me reta porque voy poco. Aquella primera vez sólo me preguntó cómo andaba, que idea tenía para darle al marco de mi cara y porque quería cierto cambio radical en mi cabellera. Le dije que quería el pelo lo suficientemente corto como para no tener que hacerme nada y que quería ser libre por un mes largo de las manos de cualquier peluquero. Pero también era cierto que hacía dos días mi novio me había dejado y por esas cosas de la vida mi pelo era el que iba a sentir en carne propia los embates de mi corazón. Como si me hubiese sacado una radiografía de la cabeza más que de la cabellera, mi peluquero me empezó a hablar de las mujeres que usan el pelo exactamente igual desde los 15 y hasta los cincuenta años y de las que cambian de corte y de color como de bombachas, de las que mastican su insatisfacción corriendo a la peluquería y de las que escapan de las tijeras como si cada mechón que cae al suelo significara la pérdida de un pedazo de alma. Y acto seguido me alcanzó una pila de revistas europeas con los mejores diseños para llevar a la cabeza y una taza de café.
Lo curioso fue que así como pronunciaba esas profundas palabras conmigo para llegar a un trato donde los dos estuviéramos de acuerdo -ni salir a la calle con la cabellera lacia con aires de hippie ni mutar a un rapado teñido de rubio- daba tan solo medio giro para aconsejar a una futura novia que estaba al lado mío probándose peinados para la boda. Es cierto que hay peluqueros como gente para todo pero el mío tenía algo que ya me gustaba. Una dulce capacidad de entablar una buena charla con la joven universitaria, con aires de hippie que en ese momento era yo, y al mismo tiempo guiar a la muchacha nerviosa acompañada por una madre obsesiva -que quería que el pelo de su hija no desentonara con ninguno de los detalles de la fiesta- para que la elección de las dos sea lo más libre que se pueda.

19 comentarios:

  1. Anónimo14.1.08

    El viernes pasé por la peluquería. Este mes se me hizo tarde por el desorden del cambio de año.

    Pedí turno dos días antes, leí la Pronto mientras esperaba y escuché los hit´s de la 99.5 cuando me cortaban. ¿Tendrías la amabilidad de pasarme los datos de tu salón de belleza? Porque el mes que viene llega rápido y las canas crecen.

    ¡Arrivederci! Muy bueno el blog! Lo sumo a mis favoritos.

    Iye,el extraño de pelo corto.

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  2. Anónimo14.1.08

    las pelucquerias son un mundo distinto
    yo consoco una donde atiende uan chica paraguaya hermosa
    que escucha todo el dia bachata
    parece un cuento de Cucurto....

    gracias por pasar por mi blog

    saludos salvajes de los sociologos domesticos

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  3. Mirá, si yo pudiera salir de las metáforas y pudiera relatar seguramente escribiría esto, así, tal cual, casi idéntico.
    Me gusta esto de identificarme.
    Por lo menos no me siento tan solitaria cuando peno por ir a la peluquería (y no te duele horrores cuando te llevan a lavar la cabeza, y si te movés mucho te mojás toda?)
    Besos.

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  4. Anónimo15.1.08

    tuve muchos peluqueros en mi vida.
    blasito, quedaba al lado de la casa de mis padres, mi madre siempre decía al dejarme junto a mi hermano: "rebajadito, blasito, rebajadito", parecía una copla popular mi madre.
    después fui al que estaba más de moda de la movida de los 70's, su apodo era el león, ya que tenía frondosa cabellera y barba larguísima. te puteaba, maltrataba y cobraba carísimo.
    después de mucho andar encontré el peluquero que hace más o menos 18 años que me corta el pelo. el tipo es un sicópata, la mujer que es sorda lo ayuda y el le habla bajito para que no escuche o de espaldas para que no le lea los labios. es italiano y tiene sus hijos viviendo allá pero no viaja a italia nunca. pero da el corte exacto para mi pelo y cabeza. muchas veces intenté dejarlo pero no pude.

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  5. jajajaj! bien por vencer el miedo a las peluquerias...yo aún les temo...pero me tendrias que recomendar ese lugar=)jaja
    besito

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  6. Anónimo15.1.08

    a mi me encanta ir a la peluqueria o que la peluqueria venga a casa que es mi ultima variedad. Ahora tengo una peluquera que viene a domicilio(y eso es lo mejor del mundo) porque yo me lavo la cabeza (algo que aun puedo hacer sin asistencia) y ella hace lo que debe con mi cabellera. Mientras tanto yo puedo ocuparme de cosas domesticas al mismo tiempo. La pobre me sigue con cepillos por la cocina o el lavadero. Pero es lo mejor! Se llama Covadonga

    Melli: disculpeme los hombres y las peluquerias son motivo de otro post. El tema somos nosotras con muestras 20000 opciones de colores, cortes, texturas, modas , recogidos, permanentes, planchados, rizados, moldeados, y colores que ademas pueden ser uno entero o en pentagrama a lo que porteñamente llamamos "reflejos". Las variantes siguen se lo aseguro.

    Una vez me hicieron esos benditos reflejos en una pelu fashion de BA por Las Heras. Y aqui viene el momento que solo seres de mi sexo pueden entender: Chicas cuando te ponen los papelitos plateados con la pasta correspondiente y dobladistos cual UFO, jamas te pueden poner cerca de la ventana para que todo el barrio de Palermo te reconozca o "no".

    Me encanto el tema

    Mary

    Ps. Vengan a ayudarme a convencer a elastic a reabrir su blog , necesitamos firmas y piquetes

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  7. jajaja... un cambio siempre ayuda, y la verdad es q sabes muy dentro tuyo q el cambio tiene q ver directamente con tu vida amorosa. ES OBVIOOOO.... Y NECESARIO.


    yo encontre mi estilista ideal el año pasado y aunke a veces lo dejo en el olvido por unos meses y cuando llego me reta..... no lo puedo dejar por mucho tiempo y siento la necesidad de q me transforme aunke se un poco el pelo.

    kiss

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  8. existen peluqueros asi????
    buenisímos....!!!!!!!!!
    y encima los redondos...
    dame la dire...

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  9. Mary: allá vamos todo sea por la vuelta de Elasti.

    Melli: propongo que tus próximos post sean sobre tu madre y sobre ese peluquero perverso que tiene una mujer sorda.

    Iye: gracias por pasar y ya te paso el dato de la pelu.

    Iluso: mi peluquero es una masa, está en pleno centro pero sigue teniendo una garn alma de barrio.

    Morgana: mucha identificación.

    Mora: ya lo creo que son un mundo distintos las pelus.

    Lujuria: no lo abandones!

    Claque: gracias por pasarte!

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  10. Anónimo16.1.08

    Yo les deje de temer hace 2 semanas, cuando me corte en pelo en una casa/peluqueria de un estilista. Me gusto porque hablaba poco, porque sabia de champus buenos y porque me corto como yo queria, a la vez que me explicaba como me iba a quedar.

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  11. Anónimo16.1.08

    Ese fui yo

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  12. Anónimo16.1.08

    Las mejores peluqueras del mundo son las avispas "cortapelo" de Brasil.

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  13. Anónimo17.1.08

    Quería no sentirme tan triste esa tarde de verano. El había empacado todos mis bártulos y me los había mandado con un flete junto a una nota: “te quiero, espero que seamos buenos amigos”. La historia había concluido un año antes, pero los resabios de la relación o mejor dicho algunas pertenencias mías aún quedaban en su casa. Qué difícil es irse del todo, pensé mientras desenvolvía lo que me había enviado. En una charla telefónica me confesó su tristeza al separar mis cosas. Y sí, el duelo duele. Esa tarde de verano hacía más calor que nunca, miré a través del cristal y advertí a alguien con poca pinta de peluquero. Salí dos horas después, con la misma tristeza pero con el corte más lindo que vi en mi vida.

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  14. Ri, a mi me encantó cuando escribiste sobre tus distintos tipos de corte.
    Mary, los bichitos de Brasil son una envidia.
    Anónimo, muy bello microrelato.

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  15. que buen post!!!! vivo en Buenos AIres, pero mi peluquera esta en Chivilcoy, mi ciudad natal. Despues de probar aca, decidi que lo mejor era seguir alla, voy cada 6 meses exactos y le digo " hace algo distinto con mi cabeza" , nada de colores y esas cosas solo un corte diferente. Y siempre salgo contenta!!!!!! Ah y es verdad, conozco a muchas mujeres que ante cualquier pelea amorosa salen corriendo a la peluqueria, y generalmente no les gusta lo que les hacen...

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  16. me encanta ir a la pelu!! ahí que me dan masajitos en la cabeza y salgo cada vez de un forma.. les dejo hacer

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  17. Cuando me cortaba el pelo como en esta foto, iba a las academias de corte y pagaba $1.
    Me salía más caro el traslado que el corte, pero era feliz.

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  18. yo me queria teñir y el peluquero no me dejo pero me hizo otra cosa que me quedo bien y me gusta
    la proxima me tiño como su gimenez

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  19. mori con el cuadrito!!!!!!
    son etapas, hubo periodos donde ni de casualidad me sacaban un monosilabo y otros donde habia un feedbcak impresionante.
    lo peor es durante ese espacio deretiro desayunarse de la vida hiper high five a partir de la revista caras mientras uno se corta el rulo...

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